9 de diciembre de 2012
Luego elevado a luego igual a nunca
Pasar a través del dolor y no saberlo,
la puerta de un coche cerrándose de golpe en la noche.
Emerger en un terreno invisible.
Así la suerte de alzar nuestras voces
algo demasiado tarde llegó a ser adorada en diferentes formas;
un actor mudo, un futuro santo intoxicado con la idea del martirio;
y nuestro paisaje se tornó tal y como es hoy;
parcialmente desenfocado, parte de él demasiado cerca, la media distancia
un remanso de serenidad inalcanzable, con todo tipo de gentes
y plantas despertándose y desperezándose, intentando llamar
la atención con cada recurso de que el humano es capaz. Y lo llamaban nuestro hogar.
[Fragmento de "Una ola" de John Ashbery. Trad. Ignacio Infante]
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Mi vida, parece escrito por tí. Gracias por iluminar con "terrenos invisibles" la mañana
ResponderEliminarTu hermanita la mayor