23 de octubre de 2012

Anzuelo para la mirada





Homenaje a Paul Klee



Desde lo alto de la casa,
concretamente desde mi balcón,
se divisa un paisaje de fracasada geometría.
La mirada,
como un espía sin gobierno al que ofrecerle sus servicios,
busca con fines altruistas
un indicio de vida
en el amasijo grisáceo.

Abajo,
suena una turbulenta maquinaria.
Entre dos líneas paralelas,
maravillas de la mecánica,
se deslizan veloces figurillas,
accionadas tal vez desde muy lejos.
La distancia las proyecta cansadas.

Tantea la pupila cortadas dimensiones,
indaga formaciones pétreas.
Cubos, rectángulos, trapecios:
geometría carcelaria.
Ángulos y más ángulos convergen
hacia un cruce de rectas vacuas.
La pupila, como un equilibrista,
salta de un plano a otro,
de un vértice a otro vértice
hasta sentir que se despeña por una sucesión obtusa.
Escaleras hacia la nada.

La pupila
retrocede hasta hundirse en su córnea,
y, precavida, se vuelve hacia las geométricas estrellas.

Abajo,
a salvo de miradas intrusas,
dos enanos se divierten cruzado paralelas.

Francisca Aguirre