Homenaje a Paul Klee
Desde lo alto de la
casa,
concretamente desde
mi balcón,
se divisa un paisaje
de fracasada geometría.
La mirada,
como un espía sin
gobierno al que ofrecerle sus servicios,
busca con fines
altruistas
un indicio de vida
en el amasijo
grisáceo.
Abajo,
suena una turbulenta maquinaria.
Entre dos líneas
paralelas,
maravillas de la
mecánica,
se deslizan veloces
figurillas,
accionadas tal vez
desde muy lejos.
La distancia las
proyecta cansadas.
Tantea la pupila
cortadas dimensiones,
indaga formaciones
pétreas.
Cubos, rectángulos,
trapecios:
geometría carcelaria.
Ángulos y más ángulos
convergen
hacia un cruce de
rectas vacuas.
La pupila, como un
equilibrista,
salta de un plano a
otro,
de un vértice a otro
vértice
hasta sentir que se
despeña por una sucesión obtusa.
Escaleras hacia la
nada.
La pupila
retrocede hasta
hundirse en su córnea,
y, precavida, se
vuelve hacia las geométricas estrellas.
Abajo,
a salvo de miradas
intrusas,
dos enanos se
divierten cruzado paralelas.
Francisca Aguirre
No hay comentarios:
Publicar un comentario