2 de septiembre de 2012

Hechos memorables




Acuérdate de tu padre y de tu madre, y de tu primera mentira cuyo indiscreto olor se arrastra en tu memoria.

[...]

Acuérdate de las magias, de los venenos y de los sueños tenaces -querías ver, te tapabas ambos ojos para ver, pero no sabías abrir el otro.
[...]

Y acuérdate sobre todo del día  en que querías arrojarlo todo, de cualquier modo. Pero un guardián vigilaba en tu noche, vigilaba mientras dormías, te hizo tocar tu propia carne te hizo recordar a los tuyos, te hizo recoger sus andrajos. Acuérdate de tu guardián.
[...]

Acuérdate de los que te dicen; acuérdate. Acuérdate de la voz que te decía: no caigas. Y acuérdate del placer equívoco de la caída.

Acuérdate, pobre memoria mía, de las dos caras de la medalla. Y de su metal único.

René Daumal





Los tesoros son sombras con paredes ciegas



La poesía


A mí tampoco me gusta.
    Pero, al leerla con absoluto desprecio, descubrimos en ella, al fin y al cabo, sitio para lo auténtico.

Marianne Moore

Entre las veladas muchedumbres de pinos barrocos





Entre los dos mundos, la tregua en la cual no estamos...elecciones, abandonos, otros
sonidos no tienen que éstos del jardín acongojado

y noble, en el que el tenaz engaño
alentaba la vida, queda en la muerte.
Los círculos de los sarcófagos no hacen más

que mostrar la sobreviviente suerte
de gente laica de laicas inscripciones
en estas grises piedras, cortas

e imponentes. Aún de pasiones
sin freno sin escándalo han ardido
los huesos de los poderosos de naciones

más grandes: silban, casi nunca desaparecidas
las ironías de los príncipes, de los pederastas
cuyos cuerpos están en las urnas esparcidos

ya cenizas y no aún castos.
de tugurios y de iglesias, sacrílego en la piedad
allí pierde su esplendor. Su tierra

plena de ortigas y verdores alimenta
esos flacos cipreses, esta negra
humedad que mancha los muros alrededor

de los flacos entrelazamiento de los tallos, que el anochecer
apaga serenando desnudos
olores de alga...este pasto débil

apaga serenando desnudos
olores de alga...este pasto débil
e inodoro, donde se hunde violeta

la atmósfera, con un temblor de menta
o heno podrido, y quietamente anuncia
con diurna melancolía, la apagada

trepidación de la noche. Aspero
de clima, dulcísimo de historia, está
entre estos muros el suelo que suda

otro suelo; esta humedad que
recuerda otra humedad; y resuenan
familiares de latitudes y
horizontes donde inglesas selvas coronan
lagos perdidos en el cielo, entre praderas
verdes como billares fosfóricos o como

esmeraldas: «and O ye Fountains...» las piadosas
invocaciones.

Pier Paolo Pasolini [Las cenizas de Gransci, Canto 2]

Estatuaria



Los ángeles son plurales y equívocos.

                             *
El ángel del ciego es tacto.

                             *
El ángel del suicida tiene alas de grito.

                             *
Era un ángel (estaba seguro), y sin embargo, no tenía alas, y huía aterrado de un querro que, teniendo alas, pretendía devorarlo.

                             *
Aquel ángel, contra todo sentido, se empeñaba es ser custodio de otro ángel.

                             *
El ángel, en solidaridad con el hombre, abandona el paraíso.

Rafael Pérez Estrada


Escrito en el agua







Adiós Roma, adiós dolorosa luz indescifrable,
adiós elocuente sueño, resplandor sin noche, huracán de astros,
adiós fúnebres coronas que dormís en los eclipses, cintura de los arcos,
adiós nublado reino del otoño, guante del revés, adiós nocturno sol anciano,
adiós sílabas del agua, arbusto inmaterial de las estatuas,
adiós aposento del amor, van a separarnos, adiós deseo, adiós cielo profano,
echad la risa al fuego, cerrad la luz desnuda con candado,
no importa ya vivir sino la vida, no importa ya morir sino lo humano,
quién cortará la flor enferma de las calles, qué lobos viejos, qué ojos curvos bajo la ulcerada carne de los vivos,
hacia qué tesoro de losas y ceniza irán los desunidos pasos del impostor y el apacible anónimo,
a qué corral de palo, a qué tacto de ciudad el desterrado domador de la amargura,
oh Roma sin motivo, Roma olida por el fúnebre hocico del cangrejo, Roma desmembrada diente a diente,
quién desde las grúas del entresueño, quién desde el gran miedo del forzoso mar,
todo se traiciona, todo lo que se ama alguna vez se pierde,
adiós estrella negra del pianista, adiós prisa de la tierra,
la alcoba esta vacía, en vano la hipótesis del cisne junto a la carne muerta,
en vano ya la brizna, la nube en vano, el mapa de los vientos:
Aquí yace alguien cuyo nombre fue escrito en el agua.

Juan Carlos Mestre [La tumba de Keats]